En la llamada «esquina del continente», en el Nordeste de Brasil, se encuentra la hermosa Natal, capital del estado de Río Grande del Norte y que fascina por la belleza de sus aguas y de sus dunas. Conocida como «Ciudad del Sol» o «Novia del Sol», con aproximadamente 300 días soleados al año, es uno de los lugares más fantásticos que el turista puede elegir para vacacionar en el país sudamericano.

Famosa por sus playas y diversos encantos naturales, Natal atrae a unos 2,5 millones de visitantes al año, que se encuentran con una gran infraestructura, ya que la ciudad posee fuerte vocación para el turismo. Hoteles, bares y restaurantes de distintos niveles se ubican a lo largo de la orla y también en la región central de la capital nordestina. La mejor temporada para conocer este sitio es de septiembre a febrero, cuando las lluvias son menos frecuentes.

Es una buena idea iniciar el recorrido por el centro histórico, que reúne construcciones de la arquitectura colonial, neoclásica, art-déco y modernista. Calles angostas, algunas de ellas de vida bohemia, dan el marco de este precioso lugar, que contiene además edificios como el Palacio Felipe Camarão, de diseño ecléctico y sede de la Alcaldía, el centenario Teatro Alberto Maranhão y el Solar Bella Vista, de estilo neoclásico.

También en el casco viejo, más precisamente en el alto de una colina del barrio de Petrópolis, se sitúa el Centro de Turismo de Natal, construido en el siglo XIX. Alberga 38 tiendas de artesanías y es sede de bailes de forró, un ritmo típico de Brasil y que es muy popular en la región. A su vez, la Catedral Metropolitana llama la atención por su diseño bastante peculiar y pintoresco.

Aún en el terreno de los templos religiosos, uno que vale la visita es la simpaticísima Iglesia de Nuestra Señora de los Navegantes, construida por los pescadores en la Playa de la Redinha. Blanca y diminuta, cada año recibe a los participantes de una fiesta tradicional en honor a la Virgen. Otra construcción de notable interés, aunque en otra área, es el Faro de Mãe Luiza (Mamá Luiza), una torre blanca en ladrillo cilíndrica y cuyo nombre se debe a una antigua partera del barrio.

Entre los puntos turísticos de la ciudad, uno de los más emblemáticos, sino el principal, es la Fortaleza de los Reyes Magos, que además de ofrecer una bellísima vista del mar es un verdadero viaje en el tiempo, guardando en sus muros una riqueza cultural e histórica de inigualable valor. Otros sitios recomendables para el turista son la Piedra del Rosario, donde se encuentra la imagen de Nuestra Señora de la Presentación, patrona de Natal, y desde donde se pueden sacar fotos espectaculares de la puesta del sol, y la Rampla, antigua estación fluvial de pasajeros.

Es imposible hablar de Natal sin mencionar las dunas que caracterizan a esta capital. En ellas es posible practicar deportes y alquilar un buggy para recorrerlas. Cocoteros y mar muy azul componen un escenario de ensueño para el turista. Asimismo, el enorme Parque de las Dunas (o Bosque de los Enamorados) es un lindo paseo, constituido por mucha vegetación, además de sendas y caminos a través de los cuales se observa paisajes de rara belleza.

Finalmente, debemos hacer una breve mención de las playas, que se merecen un texto aparte. Entre las urbanas, las más importantes son: la Playa de Punta Negra, de gran infraestructura e intensa vida nocturna; la Playa del Fuerte,  con piscinas naturales; la Playa de Arena Negra, de edificios lujosos y, como el nombre indica, arena oscura, donde se encuentra un gran reloj de sol; y la Playa del Medio, que contiene una estatua de Yemanja. En los alrededores, la más conocida y frecuentada playa es Genipabú, a 20 km de Natal, y donde el turista puede recorrer las exuberantes dunas en el lomo de un dromedario o en el interior de un buggy de paseo. Imperdible.

Fotos: puesta del sol en el Río Potengí, por Sandro Fortunão; playa de Genipabú, por James Marcell; y Fortaleza de los Reyes Magos, por Persona Turismo (todas en Flickr)


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