País de incontables encantos, El Salvador posee ocho rutas turísticas: Ruta Arqueológica, Ruta Artesanal, Ruta de la Paz, Ruta de las Mil Cumbres, Ruta Rural y Cultural, Ruta Sol y Playa, Ruta de los Volcanes y Ruta de las Flores. Hoy echaremos un vistazo a esta última, compuesta por cinco diferentes poblaciones, en un recorrido de inusual belleza.

El trayecto tiene inicio en la ciudad de Nahuizalco, 5 km al norte de Sonsonate, que a su vez está a 65 km de la capital del país, San Salvador. Se trata de un pueblo de tradición indígena, donde el turista puede comprar artesanías y muebles de tule y mimbre, además de conocer las comidas y bebidas típicas de la región. El mercado nocturno tiene la peculiar característica de ser iluminado a luz de velas por las noches; también se destaca la iglesia principal, de tipo colonial.

La segunda localidad en este itinerario es Salcoatitán, pequeño pueblo cafetalero que, al igual que Nahuizalco, dispone de una iglesia colonial y tiendas de artesanías. Asimismo, posee un interesante parque frente al templo principal y un festival gastronómico, realizado todos los domingos, en el cual es posible disfrutar de la culinaria local.

Prosiguiendo el recorrido, se llega a Juayúa, un sitio conocido por sus mitos y leyendas y también por su festival gastronómico, a ejemplo de Salcoatitán. Este último se lleva a cabo frente a la Iglesia del Cristo Negro, de 5 siglos de existencia. Muy cerca de allí, se encuentran los Chorros de La Calera, cuyas caídas de agua, piscinas naturales y flora diversa componen un ambiente maravilloso. Otros lugares atractivos son el Estanque del Río Monterrey, en cuyos alrededores se venden las orquídeas por las que es famosa la ciudad, y la Laguna Seca o Laguna de las Ranas, con orillas ideales para el camping y la observación de la naturaleza.

La Ruta de las Flores tiene su continuación en Apaneca, ciudad más alta del país (1.455 msnm) y ubicada a 91 km de la capital. Esta es una tierra donde se cultiva café de altísima calidad y se vislumbran impresionantes paisajes de cerros, montañas y otras bellezas naturales. Sobresalen la Laguna de las Ninfas, de origen volcánico y que tiene ese nombre por estar cubierta de ninfas, y la Laguna Verde, un maravilloso destino ecoturístico rodeado por bosques de coníferas y cipreses. Apaneca tiene todavía el Sitio Arqueológico Santa Leticia, ubicada en la finca homónima y que presenta, por ejemplo, esculturas de 25.000 años de antiguedad.

El recorrido finaliza en Concepción de Ataco, famosa por sus telas y su café. Los sitios más interesantes de esta localidad son las Piscinas de Atzumpa, cuya entrada es gratuita, la Cruz del Cielito Lindo, un mirador desde donde se puede apreciar no solo la población, sino los alrededores, y la Cruz del Chico, que posee otro mirador que permite a los turistas contemplar la belleza de la región.

A lo largo de todo el percurso, el visitante también puede tomar un ‘tour de café’, es decir, realizar un recorrido por las plantaciones cafetaleras para ver de cerca el proceso de producción de este producto, que puede ser adquirido en calidad gourmet. La Ruta de las Flores es sin duda una de las más encantadoras que el turista puede llegar a conocer en este fascinante país de América Central.

Fotos: Laguna Verde (1 y 2), por René Mayorga; y Chorros de La Calera (3), por Adam Baker (todas en Flickr)


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