La ciudad de Sucre, en Bolivia, es conocida por su bellísima arquitectura, sus construcciones históricas y su atmosfera colonial que nos remite al pasado, siendo por esos motivos muy atractiva para el turista. Sin embargo, hay otra razón por la que el visitante ciertamente quedará encantado con esta capital: su exquisita y variada gastronomía.

En efecto, Sucre es dueña de una importante tradición de platos típicos y otras exquisiteces que convierten su circuito de restaurantes, ferias y mercados como obligatorio para quienes desean probar los sabores de la deliciosa culinaria boliviana. Asimismo, algunas de las más importantes marcas de chocolate del país se encuentran en la llamada Ciudad Blanca, así como locales donde se sirve el ajenjo, famosa bebida de origen europeo que sigue siendo producida en la capital.

Sucre tiene como una de sus principales comidas los chorizos chuquisaqueños, los cuales son especialmente sabrosos y se sirven junto a una ensalada de lechuga, tomate, cebolla y locoto, además de pan sopado en manteca. Toda la persona que llega a la ciudad acude a probar este famoso plato local, que también puede ser experimentado en forma de sándwich en el mercado.

El mondongo es otra de las delícias chuquisaqueñas, estando constituido por carne de cerdo, mote de maíz, papas cocidas, ají amarillo y ají colorado; se lo consume todo el año, pero especialmente en el feriado de Todos Santos. A su vez, la sullka está preparada con base en carne de res, mote de maíz y menudencias a la parrilla. Entre otros platos, se puede nombrar al ckocko de pollo (hecho con chicha y condimentos) y la fritanga (costillas de cerdo cocidas en ají colorado, papas blancas y cebolla).

Al margen de los platos tradicionales, Sucre es muy conocida por la exquisitez de sus chocolates, con algunas importantes empresas que trabajan en este sector, como Para Ti y Taboada, de larga tradición y mucha calidad. El turista no debe dejar de llevarse al menos un paquete, y tampoco de experimentar las empanadas de Santa Clara (originarias del convento homónimo y que son rellenas con jigote de pollo) ni los helados de chirimoya o de frutas típicas de la región, como el tumbo, por ejemplo.

Entre las bebidas, es muy recomendable probar el delicioso tojorí (elaborado en base de maíz), mejor si está acompañado de buñuelos o pastelitos. Los mejores lugares para hacerlo son el mercado y la terminal de buses. También se puede destacar el refresco de tumbo, el api (encontrado en otras regiones bolivianas) y, para los más valientes, el espirituoso ajenjo, en el centro de la ciudad.

Foto: chorizos chuquisaqueños, por 91Days (Flickr)


Leave a Reply

Your email address will not be published.