Situada en el norte del litoral paulista, al sur de Ubatuba y a 178 km de la capital del estado, São Paulo, la ciudad de Caraguatatuba es considerada una de las más lindas estancias balnearias de esta región de Brasil. Playas, cerros, caídas de agua y una espectacular atmosfera de población relativamente pequeña al borde del mar la convierten en un excelente lugar para el descanso y el disfrute de la naturaleza.

Caraguatatuba dispone de varios atractivos naturales, como caídas de agua y cataratas. Entre ellas se puede destacar el Alto de Guaxinduba, que está constituido por una caída y corrientes de agua; y las cataratas Palo de Ajo, Río Claro y Río de las Piedras. Algunas de ellas están en medio del bosque y tienen acceso complicado, pero valen la pena, especialmente para quienes tengan espíritu de aventura y disfruten del contacto con la naturaleza.

Todavía en el terreno de los atractivos naturales, sobresale especialmente la Laguna Azul, donde está la desembocadura de un pequeño río y que está separada del mar por un pequeño banco de arena. Es una visita muy recomendable, así como la Pedra da Freira (Piedra de la Monja), una formación frente a la Playa de Garcez y que se asemeja a una monja arrodillada, y la Pedra do Jacaré (Piedra del Yacaré), una linda escultura natural parecida a un yacaré, en una región muy apta para el buceo.

La aventura por la llamada ‘Caraguá’ no termina, y es que esta ciudad dispone de un sinfín de opciones de paseo, como el Río Juqueriqueré, que contiene en sus orillas manglares y una rica fauna y flora; el curso de agua puede ser recorrido por barco o moto acuática. Si la idea es contemplar la ciudad en todo su esplendor, los miradores de la Llegada y de San Antonio son sitios imprescindibles, desde este último se puede incluso ver las ciudades vecinas de San Sebastián e Ilhabela, además de realizar vuelos de ala delta. La ida a los cerros del Cruzeiro y del Ingenio Viejo también es recomendable.

En el centro de Caraguatatuba y en los alrededores, están ubicadas las iglesias más bonitas de la ciudad, como la Matriz de San Antonio, construida en 1847, la Paroquia de San Juan Bautista y la Capilla Santa Cruz. Además de estas, el turista puede visitar el Reloj de Sol, donde se encuentra un mapa de la ciudad, el Parque de la Sierra del Mar y la Isla del Tamanduá, que no cuenta con ninguna infraestructura pero que reserva encantos naturales hacia donde se puede acceder a través de barco o moto acuática. Rica fauna y mar apto para la pesca y el buceo hacen de la isla un punto de interés notable.

Finalmente, están las playas de Caraguatatuba, que están consideradas entre las más bonitas del litoral paulista. Las más recomendables son: Playa Brava, aún salvaje y muy buscada por practicantes del surf y del naturismo; Playa de la Cocanha, con sus islotes, casas de veraneo y aguas aptas para el buceo; Playa de Mococa, de arena monazítica y con propiedades medicinales; y la Playa de la Tabatinga, de aguas poco profundas y que por eso es frecuentada por muchas familias, en uno de los barrios de más alto estándar de la ciudad.

Continuando con el itinerario de playas, se hace extremadamente recomendable una visita a las siguientes: Playa de Massaguaçu, considerada la mejor en el estado para la pesca de lanzamiento, con varios torneos a lo largo del año; Playa del Camaroeiro (Camaronero), otro punto de encuentro de pescadores y que contiene varios kioskos donde se puede experimentar las delicias de la culinaria costera; Playa del Capricornio, de aspecto paradisíaco, con dunas de arena blanca;  la encantadora y muy frecuentada Prainha, de aguas calmas y poco profundas; y la bellísima Playa Martín de Sá, de intensa vida nocturna y hacia donde confluye la juventud para enamorar y divertirse. Por su fuera poco, paseos de kayak y barco están disponibles. Una maravilla.

Fotos: Playa Martín de Sá, por Patricia Oliveira y sekushy (ambas en Flickr)


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