Haití es un país normalmente asociado a la pobreza y, más recientemente, a tragedias como el terremoto que hace 2 años devastó buena parte de su territorio. Sin embargo, como suele ocurrir en el Caribe, es un lugar de múltiples encantos, tradiciones, playas y sitios turísticos que lo convierten en un destino muy recomendable. Su capital, Puerto Príncipe, guarda muchas de las maravillas que se pueden encontrar en esta peculiar nación de Latinoamérica.

La temperatura en la capital haitiana es muy agradable, con un promedio de cerca de 27ºC, lo que la convierte en un excelente destino en cualquier época del año, aunque es interesante observar que de abril a junio y de octubre a noviembre se registran lluvias frecuentemente. El turista que llega para disfrutar de su clima tropical desembarca en el Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture, que maneja rutas a varios países del Caribe, de Norte y Centroamérica.

El recorrido por la ciudad puede comenzar en Pétion-Ville, el lugar más visitado por los turistas locales e extranjeros, a tan solo 15 minutos del centro. Se trata de una colina ubicada a unos 450 msnm, de casas muy bonitas y con una linda vista de los alrededores, y que cuenta además con los fuertes Jacques y Alexandre, construidos en la época colonial para resguardarse de ataques de los franceses y de los piratas. Cavernas secretas y un túnel subterráneo hacen parte de la fortificación.

Desde el Fuerte Jacques, se puede ver a lo lejos el Lago Azuei, de aguas de intenso azul y situado a casi 30 km de la capital. También conocido como Etang Saumâtre,  es el más grande del país y está rodeado de cactus, siendo el hábitat de más de 100 especies de aves acuáticas, flamingos, tortugas, iguanas, cocodrilos y diferentes tipos de peces.

De vuelta a la ciudad, en un paseo a pie o mediante los repletos y coloridos tap-taps (el transporte colectivo típico del país), se puede apreciar algunos de los atractivos de Puerto Príncipe. Entre ellos, se destacan el Castillo de Barbancourt, inspirado en el de la película «Cenicienta» y edificado bajo pedido de un alemán que se encantó con el film; el Palacio Nacional, la Casa Defly, el Museo de Arte del Panetón Nacional y la Explanada de los Héroes de la Independencia (que reúne estatuas de los fundadores del país).

Otro paseo interesante puede ser realizado en Bois Verna, que antiguamente era el barrio más aristocrático de la ciudad y que aún hoy conserva vestigios de una época dorada, de principios del siglo pasado. También es recomendable una visita a la Bodega de Ron Barbancourt, que mezcla elementos como mango, coco y café con el ron, lo que resulta en un sabor delicioso.

Finalmente, hay que hacer una mención a los siguientes lugares, uno para cada tipo de actividad: el concurrido Mercado de Hierro, donde se comercializa todo tipo de productos a bajos precios; la Montaña de Boutilliers, desde donde se contempla una preciosa vista; y la Côte des Arcadins, un pedazo de litoral deslumbrante, en el que se encuentran playas como Kyona, Moulin Sur Mer y Xaragua, entre muchas otras.

Fotos: Côte des Arcadins, por Phil Duchat; tap-tap, por Eduardo Fonseca Arraes; Palacio Nacional, por Alexander SaintLucia


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