Todos conocen, personalmente o en fotos, la belleza del litoral de Brasil. En un país que posee más de 2.000 playas distribuidas en más de 8.000 km de costa, no es de admirar que muchas de ellas sean aptas para la práctica del naturismo. En efecto, ninguna otra nación latinoamericana dispone de tantas playas donde los frecuentadores pueden disfrutar de la arena y el mar completamente desnudos.

Aunque la Federación Brasileña de Naturismo señala que existen 250.000 naturistas en el país, se calcula que el número de adeptos de la práctica ya ultrapase el millón. Oficialmente, solo poco más de una decena de playas son consideradas aptas para la desnudez, pero muchos trechos de costa de Brasil se han convertido en destinos bastante buscados por los practicantes, que también son llamados nudistas, pese a que este nombre no es tan bien aceptado entre los mismos.

Entre las playas naturistas más conocidas de Brasil, se destaca Tambaba, ubicada en Conde, en el estado de Paraíba, a 30 km de la capital João Pessoa. Dotada de interesante infraestructura, con mar calmo y aguas tibias, está dividida en tres áreas, una de ellas exclusiva para familias o parejas, otra que acepta hombres sin compañía, y una más que incluso permite gente con traje de baño.

También en el Nordeste brasileño, aunque en este caso en el estado de Bahía, se sitúa la Playa de Massarandupió, en el municipio de Entre Ríos, 93 km al norte de Salvador. Dunas, cocoteros y un limpio mar azul hacen de este lugar un verdadero paraíso, que cuenta asimismo con kiosco, bares y área para camping, aun siendo un sitio prácticamente desierto.

Otra playa muy famosa es Galleta, en Florianópolis (Santa Catarina), que pese a no tener ninguna infraestructura es muy buscada por los naturistas. Es desierta y tiene aguas cristalinas, pero agitadas, lo que atrae a los surfistas. También en este estado, se encuentran Pinho, en Camboriú, de acceso controlado y diversos restaurantes, bares y posadas, además de área de parqueo y camping, y Piedras Altas, en Palhoça, local hacia donde es difícil llegar, pero que cuenta con un bello paisaje y buena estructura.

En Río de Janeiro, se encuentra la Playa de Abricó, la única de la capital, y que tiene olas fuertes. En el estado se destacan también la Playa Brava (en Cabo Frío), de hermoso paisaje y completamente salvaje, así como Olho de Boi (Buzios). Más al norte, en el Espíritu Santo, está la Playa Barra Seca (Linhares), de arena gruesa, mar agitado y 2 km aptos para el naturismo.

Muchas otras playas brasileñas son frecuentadas por los adeptos del naturismo; en algunas es obligatoria la desnudez total y en otras se trata de lugares donde el bañista elige cómo quiere quedar. Aparte de las playas ya mencionadas, se puede nombrar también la Playa de los Pelados (Paraty, Río de Janeiro), Boiçucanga (San Sebastián, São Paulo), Abaís (Estancia, Sergipe), Porto (Barreiros, Pernambuco) y Princesa (Isla del Algodonal, Pará), entre muchas otras.

Fotos: Playa de Massarandupió, por João Vicente; Playa de la Galleta, por Matías Proto; Playa de Tambaba, por Otavio Nogueira  (todas en Flickr)


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