Este artículo quería escribirlo hace mucho tiempo, bueno resulta que tengo la costumbre de ir a comer en varios sitios en donde «preparan menú» (modalidad en la cual por un precio fijo puedes escoger de 1 a 5 platos diferentes a bajo costo) por lo general almuerzo ahí porque no tengo tiempo para cocinar (sobre todo en días de semana), es común ver en estos restaurantes a personas que trabajan en los alrededores y que tienen menos de 60 minutos para almorzar y regresar a su trabajo (también se pueden ver algunos viajeros que desean ahorrar) por lo general cuando uno va a uno de estos lugares es para «comer rápido» y a un precio «económico».
Sin embargo cada cierto tiempo veo que llega un perfil de cliente «diferente», este perfil por lo general llega acompañado (de una o más personas) y cree que está en un restaurante A1: pide varias modificaciones al plato o servicio, quiere mover las sillas o mesas, quieren que le sirvan más, trata mal al personal y solicita atención personalizada ¡pagando el mismo precio y si dejar propina!
Como vimos en el artículo anterior titulado comida peruana ¿la sazón está en el ADN? los comensales exigentes son uno de los factores que impulsan la innovación y calidad de los platos típicos preparados por los restaurantes peruanos (y de muchas partes del mundo), sin embargo el perfil mencionado por lo general no contribuye a este fin ya que su nivel de exigencia no esta orientado en la calidad de la comida sino que esta enfocado en sacar el máximo provecho al restaurante pagando lo menos posible.
Creo que si alguien quiere un buen servicio o trato personalizado (y atención de primera) lo ideal es ir a un restaurante «normal» o de «prestigio» en donde pueda pedir «platos a la carta» y exigir un buen servicio pero a cambio de pagar un precio más elevado (o justo), para más información sobre que lugares son los más adecuados para almorzar en Lima Perú te recomiendo leer el artículo donde y qué comer en Lima.
Imagen de Marianitaaaaa vía Flickr.
