Baía Formosa (que en español significa Bahía Hermosa) es la ciudad más meridional de la costa del Río Grande del Norte, en el Nordeste de Brasil, y tiene absolutamente todo lo que uno imagina de esa región: fantásticas playas de águas que varían entre el azul y el verde, arrecifes de coral, palmeras, sol y mucha tranquilidad.

Situada a 90 km al sur de la capital del estado, Natal, Bahía Formosa cuenta con 26 km de playas casi desiertas, lo que la convierte en el sitio ideal para quienes buscan algo de paz contemplando bellos paisajes. En la Bahía de los Delfines, los turistas pueden conocer el puerto y la colonia de pescadores, además de observar los animales que dan nombre al lugar.

También en la costa, se destacan la Playa de la Cacimba, que tiene un pozo de agua dulce en su arena, y la Playa del Bacuparí (o Playa del Mar Abierto), que es excelente para la práctica del surf, gracias a sus buenas olas. Allí cerca está el Morro del Careca y el faro, en cuyas cercanías es posible observar tanto delfines como tortugas.

Surf y deportes náuticos es lo que se puede encontrar también en la Playa de la Baía Formosa, caracterizada por sus bellos acantilados y dunas rojizas. A su vez, la Playa del Sagí es bastante rústica, aunque dotada de muchos atractivos: dunas, cocoteros y aguas cristalinas son algunas de sus maravillas, además de la villa de pescadores allí existente.

Los paseos de buggy son otra experiencia imperdible en este sitio. El turista recorre la Mata Estrella, la mayor reserva de la Mata Atlántica sobre dunas. El itinerario comienza en la playa para luego adentrarse por los bellos paisajes selváticos donde viven varios animales. Uno de los mayores encantos del trayecto es la Laguna de Araraquara, conocida popularmente como Laguna de la Coca-Cola, por sus aguas oscuras, que sin embargo son limpias e invitan a bañarse.

Foto: Bahía Hermosa, por Otavio Nogueira (Flickr)


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