Alter do Chão es un distrito de la ciudad de Santarém, en el norte del estado de Pará, en Brasil. El lugar, cuyo extraño nombre proviene de la villa portuguesa homónima, aún no es tan conocido, pese a albergar la playa de agua dulce más bonita del mundo, según el diario inglés The Guardian. Llamado frecuentemente de Caribe Brasileño, este es un sitio que seguramente resultará encantador e inolvidable para el turista que lo visite.

Ubicado en la orilla derecha del Río Tapajós, en plena Amazonia y a poco más de 30 km del centro de Santarém (y casi 1.000 de la capital Belém), Alter do Chão es considerado el principal y más interesante punto turístico de la ciudad a la que pertenece. En el pasado, este sitio fue una aldea indígena de la tribu Guararí, y luego de décadas de estancamiento, su gente ha decidido hacer una apuesta fuerte por el turismo, por lo que cada año aumenta el número de personas que visitan este maravilloso lugar, que poco a poco gana fama incluso internacional.

El clima de esta localidad es caliente y con una humedad relativa del aire del 86%, con temperaturas que registran poca variación y un promedio de 25ºC a 28ºC. De diciembre a mayo hay copiosas lluvias con bastante frecuencia, al paso que la época más seca se extiende de junio a noviembre. Para llegar a este bello lugar, es necesario primero desembarcar en Santarém, en avión (una hora de viaje desde Belém y 30 minutos desde Manaus), o en barco, en una travesía de dos a tres días, y luego tomar el camino asfaltado.

En Alter do Chão, el turista se encuentra con tres hoteles y 32 posadas, con tarifas que varían de 90 a 185 reales (algo como 50 y 100 dólares) por pareja, aproximadamente. Vale la pena: hermosas playas de arenas blancas, bañadas por las aguas tranquilas y transparentes del Río Tapajós hacen que este destino sea de ensueño, por lo que es muy buscado por parejas en luna de miel, pero también por familias en busca de relajación y paz.

Otros paseos son al Lago Verde, formado por las aguas cristalinas del Tapajós, que cambian de color durante el día; a la Isla del Amor, verdadera tarjeta postal del lugar, llena de barracas rústicas; a la Punta del Lago de la Playa, una hermosa playa de arena blanca y fina; y a la Playa Punta del Cururú, un refugio de botos (delfines rosados) al que se llega de barco. Caminatas por la floresta y recorridos por el río en canoa también están disponibles.

Además de la belleza natural, el lugar todavía ofrece un menú de opciones gastronómicas imperdible. Tradicionales platos paraenses, como el tambaquí asado a la brasa, el charutinho, el tucunaré, el surubí, el pirarucú y el buñuelo de piracuí son excelentes opciones de una culinaria en la que se suele servir el pescado fresco en mantequilla, escabeche o crema de choclo o de coco. Delicias de un lugar espectacular en el medio de la selva brasileña.

Fotos: Alter do Chão, por lubasi (todas en Flickr)


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