Conde es uno de los destinos turísticos más lindos de todo el Nordeste de Brasil, con hermosas playas que están entre las más famosas del país. Desde la célebre Tambaba hasta otros rincones maravillosos del litoral brasileño, la ciudad reserva bellos paisajes y mucha tranquilidad para los visitantes.

Ubicada a menos de 20 km al sur de João Pessoa, en el estado de Paraíba, Conde es especialmente famosa por la Playa de Tambaba, que además de ser muy linda es uno de los principales puntos naturistas de Brasil y del continente. En efecto, turistas de todos los lugares del país llegan para disfrutar de su sección naturista, donde la desnudez total es obligatoria; los que prefieran mantener puesto el traje de baño también tienen un área especial para ellos.

Pero no solo Tambaba capta la atención de los visitantes. También está la Playa de Carapibus, considerada una de las más lindas del Nordeste brasileño. Su barrera de corales forma hermosas piscinas naturales, donde los turistas pueden bañarse disfrutando de toda la tranquilidad del lugar, con la compañía de los peces y cangrejos que viven en la zona.

A su vez, la Playa de Coqueirinho hace justicia a su nombre con una gran cantidad de cocoteros (Coqueirinho significa pequeño cocotero, en portugués), aunque los árboles son en realidad bastante altos, proporcionando un lindo panorama. Las olas suaves invitan al baño de mar, mientras el tono cristalino de las aguas favorece a los amantes del buceo, en este precioso rincón de la costa brasileña.

Pero si hablamos de tranquilidad, posiblemente ningún sitio se compare a Playa Tabatinga, que debe ser el destino de los que buscan el relax en medio a un entorno maravilloso. Grandes acantilados y bonitos arrecifes reciben al turista, que puede sentarse sobre la arena fina o sumergirse en las deliciosas aguas tibias de esta playa. Los maceiós —lagunas formadas por el mar— y los kioscos frente al océano son solo algunos de los atractivos de este encantador lugar.

Fotos: Playa de Coqueirinho, por armandoreques; y Playa de Carapibus, por Marcelo Pereto (ambas en Flickr)


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