Ubicada a 1.670 m de altitud sobre el nivel del mar, y a exactos 120 km de la capital departamental Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, la pequeña pero apacible población de Samaipata es un excelente destino para quienes buscan descansar, disfrutando de un clima agradable y de la tranquilidad característica de esta localidad.

A diferencia de la capital y de gran parte del departamento, en Samaipata el clima es templado, con tiempo cálido durante el día y temperaturas más frías durante la noche y por la mañanita. Eso hace que las caminatas por el pueblo y sus alrededores sean siempre muy agradables, ya que además se entra en contacto con la bonita vegetación del lugar.

El punto turístico más conocido de la ciudad es el Fuerte de Samaipata, ubicado a 8 km del centro y que es considerado la piedra tallada más grande del mundo, además de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se trata de una plataforma rocosa de 12.000 m² y un sitio arqueológico preincaico que en el pasado fue utilizado como centro de ceremonias. No son pocos los testimonios de que existe una energía diferente en las ruinas e incluso muchos aseguran que el lugar sirve como rampa de despegue y aterrizaje de naves espaciales.

Quienes prefieran el turismo natural y dispongan de un poco más de tiempo pueden optar por ir a las Cascadas de Cuevas, que quedan a tan solo 20 km de Samaipata. De belleza fuera de lo común, sus aguas invitan al visitante a un refrescante baño, razón por la cual es un sitio bastante frecuentado. Asimismo, ya a 50 km de la población, se encuentra la Laguna Volcán, que tiene ese nombre por ser formada en el cráter de un volcán fuera de actividad.  Caídas de agua completan el paisaje, donde se puede notar siempre la presencia de diferentes aves y mariposas.

Otra opción para el disfrute de la naturaleza es el Parque Nacional Amboró,una gran reserva ecológica que alberga muchas especies endémicas, tanto de la fauna como de la flora. Muchas son las entradas desde Samaipata hasta el parque, que contiene al menos 800 especies de aves silvestres, además de ríos y caídas de agua cristalina que convierten el lugar en un sitio exuberante.

Si el turista, sin embargo, decide quedarse solo en la población, se encuentra con una oferta variada de hospedaje, desde alojamientos sencillos hasta resorts y hoteles de mayor categoría. En el pueblo, se puede visitar el Museo Arqueológico o comprar vinos, mermeladas y artesanías de la región, además de otros recuerdos típicos. Paseos a caballo, en bicicleta o en vehículo también están disponibles, así como hay rutas que pueden ser vencidas a pie, para los que tienen espíritu más aventurero y practican el senderismo.

Foto: el Fuerte de Samaipata, por maddyswelt (Flickr)


Leave a Reply

Your email address will not be published.